María Clara Reussi

Inteligencia del Movimiento – Método Feldenkrais – Pedagogía Somática – Child'Space – Sistema de Sueño Sounder

bones for life

¡Atención a los huesos!

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La incidencia de la osteoporosis en el mundo de hoy aumenta a un ritmo alarmante y, contrariamente a la creencia generalizada, no afecta sólo a personas mayores sino también, y cada vez más, a jóvenes y adultos jóvenes. ¿Se puede prevenir, detener y revertir la osteoporosis? Sí, absolutamente.

Se estima que el gasto en tratamientos y las pérdidas por lesiones directamente relacionadas con la osteoporosis han alcanzado los 10 mil millones de dólares anuales y se espera que esta cifra se cuadruplique en los próximos diez años. Para la persona afectada, la osteoporosis resulta cara, y esto sin mencionar el impacto emocional y el daño psicológico.

Varios son los factores sociales que contribuyen a esta creciente incidencia de osteoporosis: el aumento del promedio de edad de la población, la tendencia a ocupaciones más sedentarias y a una menor actividad física diaria, el uso cada vez mayor de transportes motorizados y un deterioro preocupante de la calidad de la alimentación.

Una creencia muy extendida es que la osteoporosis avanza con la edad. Sin embargo, factores como el sedentarismo y la mala calidad de la alimentación afectan de manera particular a los adolescentes, cuyo esqueleto está aún en formación y alcanza su plena madurez y solidez entre los 21 y los 23 años.

Pero este desequilibrio social ha generado fuerzas que se le oponen. Algunos desarrollos científicos recientes han aumentado la comprensión de este trastorno. Esto ha traído mejoras en la precisión, accesibilidad y costo de los diagnósticos. Lo cual a su vez produce avances en los tratamientos y, sobre todo, en las estrategias de prevención.

Hasta hace poco la medicina estaba convencida de que la única causa de la osteoporosis era la deficiencia de algunos nutrientes.  Sin embargo, las investigaciones recientes sugieren también que los excesos de nutrientes – por vía de suplementos – como calcio, proteínas, sodio y vitamina D e incluso los excesos de ejercitación agravan la osteoporosis, el porcentaje de fracturas y las deformidades del esqueleto.

Las deficiencias son perjudiciales, pero más no es necesariamente mejor. La clave reside en el equilibrio.

 

La vida de los huesos

Los huesos están vivos. Nos hemos acostumbrado a pensar en ellos como materia inerte, como si fuesen de piedra. Sin embargo, nuestros huesos pulsan, vibran, crecen, se regeneran como todo tejido vivo.

El esqueleto avanza por su propio ciclo de vida: una matriz de huesos inmaduros durante la niñez; procesos de mineralización en la adolescencia; maduración en la juventud y primeros años adultos, cuando la masa ósea llega a su cumbre; mantenimiento durante la mediana edad; pérdida rápida de hueso asociada a la menopausia y la posterior pérdida lenta de la tercera edad.

De manera semejante a lo que ocurre  con cada órgano del cuerpo, cada etapa del ciclo es afectada por la salud general de la persona, la interacción de las hormonas y la nutrición.

La remodelación de los huesos es realizada principalmente por dos tipos de células que reciben el nombre de osteoblastos y osteoclastos. Las primeras forman y desarrolan tejido óseo nuevo, las segundas degradan y reabsorben el tejido óseo viejo. Entre ambas sostienen el ciclo continuo de formar y modelar los huesos.

Varios factores regulan la actividad y buen funcionamiento tanto del ciclo del esqueleto como del sistema de remodelación de los huesos, entre ellos la alimentación, las hormonas, el ejercicio y también el grado de estrés, ya sea físico, emocional o gravitatorio.

En el equilibrio hormonal que incide sobre el tejido óseo intervienen las glándulas tiroides, paratiroides, suprarrenales, gónadas y las hormonas del crecimiento. Éstas interactúan con la vitamina D, el calcio, el fósforo y otros reguladores locales para modelar de manera continua la estructura y fortaleza de los huesos. La compleja interacción entre hormonas, minerales y nutrientes refleja la salud general y el momento de vida de cada individuo.

El equilibrio de todo este sistema microscópico de unidades de remodelación del hueso determina la densidad ósea. En tanto que el desequilibrio, por exceso o por deficiencia, desemboca en trastornos de los huesos.

En una mayoría de casos, el desequilibrio favorece a las células osteoclásticas que reabsorben tejido óseo, lo cual resulta en huesos cada vez más frágiles y desemboca en la osteoporosis.

¿Se puede prevenir, detener y revertir la osteoporosis? Sí, absolutamente. Favoreciendo los factores que estimulan la actividad de los osteoblastos se puede impulsar la formación de hueso nuevo y avanzar progresivamente a huesos más densos.

De esto nos ocupamos, a través de movimientos y procesos naturales del organismo, en el programa Bones for Life.

 

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