María Clara Reussi

Inteligencia del Movimiento – Método Feldenkrais – Pedagogía Somática – Child'Space – Sistema de Sueño Sounder

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La imaginación y la calidad del movimiento

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Imaginando afinamos la acción antes de efectuarla en el espacio, organizamos todo el sistema y lo preparamos para manifestar la imagen que se formó en la mente.

La imaginación, entonces, es un recurso valioso para la calidad del movimiento. Ruthy Alon, en sus seminarios, con frecuencia invita a experimentar, por un instante, el poder de la imaginación sin salir de la silla. El ejercicio puede realizarse en solitario o de a dos. Esto último permite que cada persona participante observe, a su tiempo, los cambios objetivos que se producen en la otra, las diferencias en la forma de sentarse, la transformación del modo en que se presentan.

Para empezar, si hace el ejercicio de a dos, observe a su compañero/a, cómo se sienta en la silla, qué imagen transmite. Cierre los ojos y simplemente registre la forma en que usted se sienta. No la modifique, no la corrija, observe su grado de comodidad, póngase en contacto con su respiración.

Ahora imagine un mástil alto. Imagine su cabeza allá arriba. Perciba por un momento cómo este radar sensible que es el rostro está bien arriba, en la cúspide de un largo mástil. Abra los ojos y mire a su compañero/a. Observe cualquier cambio en su actitud (si lo practica en solitario, procure estar cerca de un espejo para poder hacer esta comprobación).

Luego siéntese deliberadamente en forma descuidada. No ponga ninguna intención de conservar una postura erguida. Observe a su compañero/a. Cierre los ojos y entre en contacto con la respiración. ¿Cambia usted al cambiar su actitud?

Imagine entonces que es una mujer africana que carga una vasija llena de agua sobre la cabeza. Sienta el peso sobre lo alto de la cabeza. ¿Qué hace el cuerpo para ir a encontrar ese peso? ¿Cómo se organiza para sostenerlo? Trate de no enderezarse para empujar hacia arriba, más bien deje que el peso empuje hacia abajo.

En su imaginación, camine hacia atrás cargando algo sobre la cabeza.

Abra los ojos y note los cambios, tanto en la otra persona como en usted.

Si realizó la experiencia, comprobará cómo en tan sólo unos instantes, de manera rápida y amable, podemos cambiarnos y disponernos mejor para disfrutar de la postura erguida.

El ejercicio funciona mejor cuando se suma a experiencias y prácticas anteriores, cuando hemos dedicado un tiempo a crear una reserva de imágenes para la autocorrección. Si el problema es grave, la mejora con la imaginación no ocurre en un instante, sino que puede llevar un tiempo.

A los 80 años, una alumna de Moshe Feldenkrais sufrió una caída que le destruyó la articulación de la rodilla. Debió atravesar dos cirugías en el lapso de un mes, tras lo cual le colocaron un armazón metálico en la pierna para inmovilizarla. Durante las siguientes doce semanas de reposo, la alumna se sentaba en el borde de un sofá, pasaba suavemente un pañuelo por detrás de rodilla inmóvil, tomaba las puntas de la tela y tiraba hacia arriba mientras imaginaba que flexionaba la pierna y ablandaba la rodilla. Lo hizo a diario. Cuando le retiraron el aparato, los médicos comprobaron con asombro que había recuperado 50% de la habilidad de la rodilla, un ángulo de flexión de 45º. No lo esperaban. A su edad y tras tanto tiempo inmovilizada, las posibilidades de que recuperara la función eran pocas.

“Pensamos en imágenes”, dice Ruthy. “Esto es anterior a las palabras. Luego cubrimos todo con palabras y perdemos el contacto con el poder que nos otorga imaginar la acción con anticipación, realizada con la mejor calidad y con resultados exitosos.”

El sistema nervioso comprende el lenguaje de las imágenes y hace todo lo necesario para cumplir con las tareas que se le encomiendan. Cada éxito conseguido con la imaginación se coinvierte también en un logro real.

“Casi se podría decir”, agrega Ruthy, “que tu capacidad para moverte en el espacio será tan ilimitada como lo sea tu imaginación”.

Material adaptado del seminario “Postura del liderazgo” dictado por Ruthy Alon en 2010 y del libro Guía práctica del Método Feldenkrais: La espontaneidad consciente, Editorial Sirio, Málaga, 2012)

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